Conozca la historia detrás del año bisiesto

El año bisiesto corrige el desfase entre el calendario y el año solar, ya que el tiempo que tarda el planeta Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol es exactamente 365 días 5 horas 48 minutos 45,10 segundos. Como el calendario usado en occidente desde el año 1582, el gregoriano, dispone únicamente de 365 días exactos, requiere que cada cuatro años haya que corregir esa acumulación no cuantificada de tiempo: ¼ de día cada año. El calendario ajusta el día bisiesto al 29 de febrero, asegurando una armonía casi perfecta entre el calendario y el año solar.

El calendario egipcio ya incluía este ajuste, al igual que el juliano, usado por los romanos, donde el día extra caía después del 23 de febrero.

El término «bisiesto» proviene del latín «bis sextus dies ante calendas martii», que significa el segundo día sexto antes de las calendas (primer día del mes) de marzo, indicando la ubicación del día extra en febrero. Sin embargo, en 1582, el papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano, aún en uso hoy en día, que añade el día extra al final de febrero.

Además, eventos históricos notables ocurrieron en años bisiestos, como el hundimiento del Titanic o la muerte de líderes, como Gandhi y Martin Luther King.

En Grecia, se evitaba casarse en años bisiestos por temor a la mala suerte, mientras que en Irlanda se premiaba a los bebés nacidos en este día. También se creía que aquellos nacidos en años bisiestos podrían desarrollar habilidades sobrenaturales, y en el Reino Unido las mujeres podían proponer matrimonio en estos años, gracias a una tradición ligada a San Patricio.